sábado, 24 de octubre de 2009

Lunes 9 de Julio

Desde mañana dejo de ser todo lo que fui, dejo de pensar como pensaba y de actuar como actuaba, dejo a mis amigos, a muchos conocidos, dejo mi casa, dejo a mi perro, dejo la vida de ciudad, dejo el colegio que me hizo crecer, dejo la vida como la conocía, la dejo a ella. Me llevo algunas cosas un poco mas insignificantes pero también importantes, mi música, mis libros, mis dibujos, mis pensamientos y mis sentimientos.
Mañana antes de las 6:00 AM tengo que pisar la Terminal de micros y a las 6:30 AM partimos para Salta con papá.

Hoy es mi ultimo día acá, hoy voy a despedirme de todos mis amigos (los cuales me apoyaron en esto, sabiendo que en realidad es lo mejor para mi y para mi familia), voy a intentar hablar con ella y voy a darle el abrazo mas fuerte del mundo a mamá (si es que se digna a aparecer por casa). Voy a extrañar esto, voy a extrañar todo.

Tengo que irme, los chicos en un rato salen de la escuela, creo que nos vamos a juntar en el pool a jugar un rato y hablar como lo solíamos hacer todos los Lunes a la salida. Después voy a ir a su casa, y voy a intentar hablar con ella (si no es que me tira con un dardo cuando entre por la puerta) (sigo sin entender como le dije que tenía que irme, si tanto amenacé diciendo que si me decía que me quedara, me quedaba).

A la noche vuelvo, a la noche te cuento como fueron los últimos momentos de mi vida, de esta vida que lleve por muchos años.

Son las diez, recién termino de cenar, fue nuestra ultima cena en familia, todos estábamos callados, las palabras sobraban.

Hoy como ya te conté, los vi a los chicos por última vez, hicimos lo que cualquier día normal, y a la hora de despedirnos optamos por despedirnos como si al otro día nos veríamos en el colegio, como cualquier día normal. No quiero alejarme de ellos, vivimos millones de cosas y pensar que voy a tener que empezar a vivir sin ellos, sin sus consejos, sin sus risas, sin sus bromas, sin sus “¿Salimos hoy?”, no quiero.

Después fui a su casa, medio llorando y medio riendo (para no llorar) la abrazé y le dije que nunca me iba a olvidar de ella, que nunca me haría falta olvidarla, por que voy a volver cuanto antes, por ella. Hablamos horas y horas, sonreímos, lloramos, gritamos, nos abrazamos, volvimos a sonreír y nos dijimos que no nos íbamos a dejar de ver, que nos íbamos a escribir cartas todas las semanas, nos prometimos nunca olvidar ni siquiera por un segundo todas las cosas que vivimos juntos, nos prometimos reír, no llorar cada vez que nos acordásemos del otro. Después agarre mi abrigo y me fui por donde entre (por la ventana), pare el colectivo y volví a casa. Ahora para no hacerlo tan trágico ya que cuanto más lo pienso mas grave me parece debería irme a dormir de una vez, gracias por escucharme (leerme). Hasta la próxima vida

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